Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

martes, 27 de febrero de 2018

Venezuela debería ser intervenida por una alianza militar latinoamericana

Venezuela se encuentra bajo un secuestro geopolítico internacional. Latinoamérica debería intervenir con una alianza militar.

Cuando alguien dice que lo que sucede en Venezuela lo tienen que arreglar solamente los venezolanos desconoce dos temas fundamentales. El primero, es que evidentemente el chavismo controla la institucionalidad armada del país gracias al apoyo de Cuba, Irán, Siria y Rusia. Es decir, los problemas en Venezuela no son solamente problemas entre venezolanos; también son con cubanos, iraníes, sirios y rusos. Pero el tema más grave es que se ignora el hecho de que Venezuela es un país secuestrado por un régimen totalitario. Nadie le pediría a un secuestrado que pusiera sus esperanzas de libertad en su habilidad de desencadenarse, desarmar a sus captores y llevarlos a la cárcel.

En Colombia, conocemos bastante bien la tragedia del secuestro, la mala alimentación es un acto deliberado para mantener, precisamente, en bajos niveles de energía al que está privado de la libertad. Además del debilitamiento corporal por el racionamiento alimentario, se agrega el maltrato físico y psicológico que tiene como objetivo quebrantar el espíritu de resistencia. La humillación cotidiana no es un efecto indirecto de la privación de libertad, es el instrumento principal para mantener en actitud de sumisión al secuestrado. Nadie en su sano juicio le puede pedir a un secuestrado que deje su libertad en manos de sí mismo, especialmente cuando esa libertad es instrumento transaccional de los intereses de los captores. Reconocer que los venezolanos están secuestrados es una primera claridad para asumir una intervención militar internacional.

La segunda claridad, es que la intervención militar internacional no se construye exclusivamente con base en los intereses de los venezolanos. Cada país que arriesga su personal y asume los costos necesita argumentos adicionales para movilizar su aparato armado y asumir el desafío histórico de una acción semejante. La solidaridad con los secuestrados no es suficiente para contener a los captores. En el caso de Colombia, el argumento es evidente. La dinámica transfronteriza genera problemas de seguridad ciudadana y eso ya da suficientes motivos para que solo Colombia asumiera una acción directa contra la oligarquía chavista de Miraflores y sus aliados internacionales. Sin embargo, hay otros países latinoamericanos que tendrían intereses para intervenir militarmente, y esos intereses se podrían alinear con su posible rol en una operación a gran escala.
Diosdado Cabello es el Monojojoy y Nicolás Maduro es Alfonso Cano

Para empezar, hay que reiterar que el objetivo político de dicha intervención no debe ser el derrocamiento de Maduro, sino la neutralización de la alianza que lo mantiene en Miraflores para lograr el establecimiento de una Venezuela Occidental que permita reconstruir unas instituciones de libertad en ese territorio. Una de las razones para no buscar como objetivo el derrocamiento de Maduro es que él es irrelevante, incompetente y torpe… Por eso, es el único que debe dejarse quieto. Se le hace más daño al chavismo dejándolo que quitándolo. El problema son los que lo usan de fachada para delinquir en la sombra, contra esos, autores intelectuales y materiales del totalitarismo, contra esos sí es que hay concentrar las acciones militares.

Muchos de los que revisan el llamado a las elecciones anticipadas en el 2018 lo hacen en términos de la debilidad de la oposición, pero tampoco tienen en cuenta la fractura que implicó la masacre de El Junquito. Nicolás Maduro, asesorado por los cubanos, quería capturar a Óscar Pérez; sin embargo, fueron los colectivos, bajo el mando de Diosdado Cabello, los que lo asesinaron El supuesto número dos se saltó en autoridad al supuesto número uno. Ese choque de facciones en Colombia se conoce muy bien porque se ha visto en la mayoría de organizaciones que integran la búsqueda de objetivos políticos con mecanismos de financiamiento a través del narcotráfico; el ala política y el ala narcotraficante terminan enfrentadas. Por lo anterior, las elecciones adelantadas no son solamente un mensaje de control hacia afuera son, sobre todo en este caso, un desesperado intento por restablecer la cadena de mando. Y si se quiere llegar al final del día a una solución negociada hay que debilitar al ala dura y mantener en el papel al ala blanda. En “colombiano” eso sería bombardear al “Mono Jojoy” y abrir conversaciones con Alfonso Cano. Diosdado es Jojoy y Maduro es Cano.

A partir de lo anterior, es posible empezar a decantar lo que sería una gran intervención militar en Venezuela, teniendo en cuenta que es fundamental que sea principalmente latinoamericana, sin evadir la muy probable cooperación y acompañamiento estadounidense. Sin embargo, una acción militar conjunta de los países latinoamericanos manda también una señal al resto de países sobre la capacidad bélica que se tiene. En especial, a los que asumiendo que Latinoamérica es el “patio trasero” de Estados Unidos, buscan proyectarse contra ese país a través de los nuestros. La Unión Soviética ya buscó desarrollar quintas columnas en estas tierras y ahora las fuerzas islámicas. Es hora que empiecen a darse cuenta que tienen que pensarse dos veces si creen que pueden salir impunes de sus proyectos geopolíticos. Nuestro vecino es Estados Unidos asúmanlo y déjenos tranquilos, con ese país ya buscaremos la forma de entendernos en los problemas que tengamos, no es necesario que vengan otros a crear nuevos.

Leer mas: http://impactocna.com/venezuela-deberia-ser-intervenida-por-una-alianza-militar-latinoamericana/

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