Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

miércoles, 21 de febrero de 2018

Aislar a Nicolás Maduro

NotiTotal
Mientras decenas de miles de venezolanos tratan de cruzar a pie la frontera con Colombia y Brasil para escapar de un país en ruinas, un poder legislativo fraudulento ha adelantado las elecciones presidenciales para el 22 de abril y un poder judicial de pacotilla ha inhabilitado las candidaturas de los líderes de oposición. Cuando esto sucede, Bolivia y Cuba continúan apoyando al dictador Nicolás Maduro y Chile lo invita al cambio de mando presidencial de marzo próximo.

La tragedia en cámara lenta que sigue destruyendo a Venezuela se pudo haber detenido si los gobiernos latinoamericanos y del mundo hubieran tenido la valentía de aislar al ilegítimo presidente venezolano en 2015, cuando se apoderó del Poder Judicial,  o en 2017, cuando desbancó al Parlamento elegido democráticamente para elegir un Congreso títere.

Todavía no es demasiado tarde, pero el 22 de abril sí lo será.

Sólo el 25% de los venezolanos apoya a Maduro según The Economist, pero él va a ganar las elecciones presidenciales de ese día porque ha inhabilitado a sus dos posibles contendores. Leopoldo López está bajo arresto domiciliario y Henrique Capriles tiene prohibición judicial de ejercer cargos públicos. El propio Maduro está invitando a los opositores a presentar candidatos porque sabe que no hay acuerdo en los distintos sectores de oposición acerca de cómo enfrentarlo. La Mesa de Unidad Democrática (MUD) contempla la opción de negarse a participar en los comicios porque hacerlo legitimaría un proceso ilegítimo. A la propia MUD le fue negada la opción de presentar candidato, aunque pueden hacerlo separadamente los partidos que integran la mesa opositora.

Algunos de esos partidos han levantado algunos nombres, incluyendo el ex gobernador del estado de Lara, Henri Falcón, y el líder del vetusto partido Acción Democrática, Henry Ramos Allup. Tres o cuatro nombres más circulan, incluyendo el del carismático empresario Lorenzo Mendoza, presidente de Empresas Polar, como posibles candidatos de unidad.

Pero incluso si lograran aglutinarse en torno a un nombre, la institucionalidad impuesta por el gobierno les dará apenas 17 días para hacer campaña, del 2 al 19 de abril. Como resultado, Maduro ganará la pseudo elección y se quedará en el poder hasta 2022.

Una encuesta realizada en enero por la consultora Meganálisis mostró que apenas el 29% de los venezolanos quería votar en las elecciones. Y la razón mayoritaria para no votar era que “da lo mismo”.

Mientras tanto, la economía venezolana se ha contraído 33% desde que asumió Maduro. Escasean la comida, los medicamentos y la energía. El FMI pronostica una inflación de 13.000% este año y los venezolanos sólo pueden sacar de los cajeros automáticos 10.000 bolívares diarios, el equivalente de 4 centavos de dólar. Las protestas callejeras y los llamados a la insurrección han sido acallados a balazos. Tres millones de venezolanos, el 10% de la población, han huido del país. Casi la mitad de ellos lo ha hecho en los últimos dos años. Las actuales aglomeraciones en la frontera han obligado a Colombia a restringir su política migratoria y establecer controles de ingreso más estrictos. Algo similar está estudiando Brasil. La crisis humanitaria que vive Venezuela comienza a convertirse en una crisis de refugiados.

El Grupo de Lima, que integran 14 países latinoamericanos, tomó la decisión correcta hace unos días de retirar la invitación a Maduro para que participe en la VIII Cumbre de las Américas a realizarse en la capital peruana los días 13 y 14 de abril. Otro tanto debería hacer el gobierno saliente de Chile de Michelle Bachelet, cuya decisión de invitar a Maduro al cambio de mando del 11 de marzo es vergonzosa.

Las medidas del Grupo de Lima están bien, pero son insuficientes. Se necesitan más medidas políticas y diplomáticas, e imponer, concertadamente, sanciones económicas y financieras.

AméricaEconomía ha estado siempre contra el embargo impuesto por Estados Unidos a Cuba. Hasta ahora, hemos evitado apoyar un embargo petrolero a Venezuela, por temor a dañar más a la sufrida población venezolana. Pero hoy los ingresos del petróleo sirven básicamente para afianzar la dictadura de Maduro. Ha usado los petrodólares para pagar sus deudas y evitar el default sin destinar dinero a la importación de alimentos y medicamentos. El canciller estadounidense Rex Tillerson amenazó con cortar las importaciones de petróleo venezolano en su última gira latinoamericana. Lo más probable es que no lo haga. Pero una vía posible seria comenzar a cerrarle la llave lenta y sostenidamente desde hoy hasta el 22 de abril, como alerta de que el mundo le cerrará las puertas a la dictadura de Maduro si realiza las elecciones como ha anunciado.

Tras las protestas callejeras del año pasado, hay que reconocer que Maduro terminó afianzándose en el poder a balazos. Maduro y su gente no están inspirados en ideales. Es ridículo llamarlos “socialistas”. Son una banda criminal que reúne políticos y militares que se han adueñado del estado, corrompiéndolo y narcotizándolo. Difícil es hoy pensar en desalojarlos del poder si no es a través de una combinación de muchísima presión, amenaza a sus futuros personales, y quedar abiertos a una negociación para que se retiren a tiempo.

La medida que al parecer más les duele a los gobernantes venezolano y sus secuaces ha sido la de Estados Unidos y la Unión Europea, congelando los activos financieros y prohibiendo de ingreso de varios altos jerarcas del círculo interno de Maduro, incluyendo al segundo hombre del régimen, Diosdado Cabello. Los gobiernos democráticos de América Latina deben asumir medidas similares y generar una lista de maduristas indeseables que no pueden pisar sus fronteras, y cuidar que sus fondos mal habidos no compren activos ni abran cuentas en sus fronteras. Los gobiernos democráticos de América Latina deben multiplicar sus esfuerzos por aislar a Maduro y los suyos hasta rendirlos y obligarlos a negociar su salida. La tragedia que viven cada día los venezolanos así lo demanda.

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