Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

martes, 21 de noviembre de 2017

Los amigos de Maduro al rescate

Hace mucho que la comunidad financiera internacional y los gobiernos de Oriente y Occidente sabían que el default de la deuda externa de Venezuela no era un asunto de si acaso iba a suceder o no, sino de cuándo iba a suceder.

Con esa sensación de inevitabilidad, la mayoría de los actores de esta trama ya se habían aclimatado a la idea de que habría default y renegociación. Ya estaban preparados para hacer alguna pérdida o al menos sopesado cómo podrían caer parados tras el default. Nadie puede decir que fue tomado por sorpresa con los hechos de los últimos días.

El caso venezolano ha comenzado a ser visto por algunos analistas como un tubo de ensayo de un nuevo tipo de renegociación de deuda externa, que comienza con acuerdos bilaterales que evitan el default masivo y dan respiro al deudor mientras negocia con otros acreedores, y que no son timoneados -como ha sido hasta ahora- por instituciones del consenso de Washington, como el FMI o el Club de París.

Quizá por eso el drama se ha desarrollado con un aire de obra teatral contenida, de argumento conocido y actores que recitan un guión prefijado.

Pero si la trama era predecible, los detalles estuvieron llenos de sorpresas.

En primer lugar, el orden de los hechos. Lo esperable en estos casos es que si un país no cumple con el pago de una de sus deudas, aquello precipite el default, y después los acreedores y el país inicien un proceso de renegociación y eventual reestructuración de esa deuda. No es eso lo que ha ocurrido en Venezuela. El 2 de noviembre, el presidente Nicolás Maduro dijo algo y después lo contrario al anunciar que iba a "refinanciar y reestructurar" toda la deuda externa de Venezuela y agregó que el país iba a cumplir todos sus compromisos financieros.

Luego citó a sus acreedores a una reunión para el 13 de noviembre en Caracas -él impuso la fecha y el lugar- en la que se darían a conocer detalles del proceso de renegociación. Y puso como jefe del equipo renegociador venezolano a su vicepresidente, Tareck El Aissami, acusado de narcotraficante por el gobierno de Donald Trump. El Aissami seria aprehendido si viaja a Estados Unidos y todos sus activos en el país del norte -US$3.000 millones- han sido confiscados por el Departamento del Tesoro.

Si las palabras de Maduro fueron sorprendentes, más sorprendió la calma y seguridad que mostró el presidente venezolano al decirlas. No estaba pidiendo que le rebajaran la deuda, sino informando a los acreedores que así sería. Le estaba imponiendo a los acreedores dónde y cuándo empezar a conversar de renegociación. Y estaba nombrando negociador en jefe a un hombre que es perseguido por la justicia de Estados Unidos.

Por absurdo que parezca, Maduro parecía estar anunciando una reestructuración de su deuda externa que deja a Estados Unidos fuera de la mesa de negociación. Si eso es lo que estaba haciendo, al menos tenía un motivo práctico para hacerlo. Estados Unidos se autoexcluyó de cualquier reestructuración de la deuda externa de Venezuela en agosto pasado al imponer sanciones contra el país sudamericano. Una de ellas es la prohibición de comprar nueva deuda venezolana y cualquier reestructuración de deuda externa pasa por emitir bonos nuevos que reemplacen, con descuento, a los bonos impagos.

El llamado de Maduro a refinanciar la deuda externa trajo rumores de default, solo que esta vez era verdad. Dos bonos internacionales que vencían el 13 de noviembre por US$ 200 millones no fueron pagados y la clasificadora de riesgo S&P Global declaró a Venezuela oficialmente en default. Pronto le seguirían Fitch y Moody’s.

Ese mismo día, los acreedores habían ido a la reunión convocada por Maduro en Caracas, donde conocieron a Tareck El Aissami, el jefe negociador que nunca ha trabajado con deuda externa, y se quejaron de que en vez de darles información relevante les había ofrecido chocolate.

Leer mas: https://www.americaeconomia.com/analisis-opinion/editoriales/los-amigos-de-maduro-al-rescate

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