Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

martes, 21 de febrero de 2017

Monseñor Ramón Ovidio Pérez Morales: Hay una metástasis de corrupción, ESPERANZA MÁRQUEZ

Monseñor Ramón Ovidio Pérez Morales es el Arzobispo-Obispo Emérito de la Diócesis de Los Teques, es tachirense de la población de Pregonero, actualmente se encuentra de retiro, pero políticamente activo sobre todo en las redes sociales. Nació el 26 de junio de 1932, cuenta con 84 años de edad.

Monseñor Pérez Morales últimamente cuando da sus opiniones sobre la política en Venezuela lo he visto ¿Muy agresivo?
El término agresivo es un término relativo que depende de las situaciones. Hay situaciones y situaciones de particular gravedad en la cual uno las enfrenta no con la frialdad de la normalidad sino con cierta pasión ante lo serio y lo grave de la misma. Y por otra parte, en mi caso, yo como Obispo no quisiera entrar en una seria de cuestiones en las cuales uno moralmente tiene que entrar también por el carácter de las circunstancias.

Hay gente que se queja de que los curas se meten en política.
Yo he dicho que de parte de la representación oficial o institucional de la Iglesia, léase, la Conferencia Episcopal, el Episcopado o nosotros Obispos no podemos marginarnos de abordar algunos temas que son de naturaleza política porque tocan el interés de la ciudad, de la convivencia, del pueblo y tienen que ver con cuestiones de tipo moral como las violaciones graves de Derechos Humanos, la intolerancia institucionalizada, las marginaciones programadas que son cosas ante las cuales uno tiene que reaccionar. No se puede pretender que nosotros permanezcamos mudos en las situaciones en las cuales el Señor nos reclama orientar y contribuir a la búsqueda de soluciones que estén compatibles con la dignidad de la persona humana.

¿La Iglesia está en contra del socialismo?
En la situación del país el Episcopado ha tomado posiciones muy claras, muy firmes frente al proyecto oficial que se está tratando de llevar a cabo: Socialismo Siglo XXI, Plan de la Patria, un proyecto socialista, pero no cualquier socialismo, es un socialismo a la marxista y de tipo del socialismo real. Este tipo de socialismo no es un genuino socialismo porque el socialismo dice que es participación, distribución del poder en la ciudad, el empoderamiento de las bases, pero históricamente estos regímenes tienden a una concentración del poder y vienen a caer en una especie de estatismo marcado y a veces hasta feroz en una súper concentración del poder, con una tendencia al culto de la personalidad, a la autosuficiencia de cierta dirigencia lo cual no se corresponde con los ideales genuinos del socialismo en cuanto tal. Entonces el proyecto que se trata de llevar a cabo es un proyecto de concentración de poder, de estatización completa.

Pero el gobierno dice que el pueblo cada vez participa más y ahora pone como ejemplo los Clap.
Pensemos lo que significa solucionar el problema alimentario de la gente con este sistema de los Clap donde el Estado asume la compra y distribución de alimentos y tiende a convertirse en el gran proveedor y eso no está hecho de una manera angelical, sino que se hace con un criterio de exclusión a los que no están alineados con el proyecto oficial.

Dicen que cada vez el pueblo está cada vez más empoderado porque el gobierno no acapara los alimentos sino que se lo dan a los consejos comunales y ellos son los que deciden.
Una organización popular verdaderamente tal es un empoderamiento real de las bases no simple correas de transmisión de un centro de poder que es completamente diferente. Qué cosa buena fuera un real poder comunal, pero que sea de las bases mismas, de las comunidades y que no estén clasificadas de antemano como las que están por o a favor del partido o a favor del gobierno o contra el gobierno contra el partido. Si fuera así habría que saludarla porque uno de los principios que hay en la Doctrina Social de la Iglesia con respecto a la organización social es el principio de la subsidiaridad, es decir, que lo que pueden hacer los cuerpos intermedios no lo haga el nivel superior, que lo que puede hacer una entidad pequeña no lo asuma una entidad más grande. Lo que se puede hacer desde las comunidades no tiene por qué asumirse desde un Estado o a nivel de la nación.

¿A qué lleva este proyecto de los Clap, por ejemplo?
A una desconcentración del poder, pero en realidad es un proyecto de tipo monopólico, estatizante, en el socialismo real las organizaciones que, aparentemente, son desde la base son correas de transmisión de un poder central, de tal manera que una comuna que no se ajuste a la línea del partido o a la línea oficial es excluida del proceso de distribución de alimentos. Las bases son gestionadas desde arriba, desde organismos oficiales que las controlan, las mentalizan, les inculcan una determinada visión política, ideológica y entonces según se adapten o no reciben apoyo oficial o la marginación oficial. Por eso, por la naturaleza de un proyecto así el Episcopado desde el 2007, desde que se planteó la reforma de la Constitución reaccionó y dijo que eso era moralmente inaceptable y eso va contra la Constitución.

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