Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

miércoles, 2 de septiembre de 2015

VENEZUELA: un país sitiado por el dolor y el miedo - Yorelis J. Acosta

Con mucha frecuencia escuchamos en nuestra vida cotidiana la palabra miedo. Este invadió casi todos los espacios. Lo escucho a diario entre amigos y familiares, lo he visto como primer titular en los diarios y se usa en la política con intenciones específicas. A votar sin miedo leí una vez en la prensa, lo hemos escuchado en los dirigentes… y definitivamente hay que votar sin miedo y hay que vivir sin miedo.

¿Por qué el miedo nos invadió? Nos paralizó, Nos ganó!

Una de las razones está relacionada directamente con el aumento de la criminalidad. Nuestros índices son patológicos. La tasa de homicidio del país está entre las más altas del mundo… es lo suficientemente alta como para tocarnos, como para helarnos la sangre y paralizarlos la vida. Tan alta, que no hay manera de protegernos del hampa. Todos tenemos experiencias e historias espantosas en carne propia o ajenas, cercanas o lejanas. Incluso los que se sienten más protegidos y están cerca del poder político, han sido víctimas del hampa; la criminalidad nos ha tocado, nos ha mirado de cerca, nos han hecho sufrir e incluso huir del país.

En consecuencia estamos enfermos de miedo como sociedad. Estamos arrinconados, encerrados en nuestros “espacios seguros”, llenos de rejas, alarmas y vigilantes.

La inseguridad tiene dos caras. La objetiva, dada por los hechos y las “cifras oficiales” de criminalidad y la subjetiva, dada por las percepciones, interpretaciones, sentimientos y emociones que se evocan ante esos hechos. Es en ésta, donde quiero centrar mis reflexiones y más específicamente en las emociones, leídas desde una perspectiva psicosocial.

Las emociones básicas son: terror (miedo), sorpresa, tristeza, repugnancia, enojo (rabia, ira), expectativa, alegría y aceptación (Plutchik, 1980). Se denominan básicas por son experimentadas por todos y todas y tienen expresiones particulares. La combinación de estas puede dar origen a: Agresividad – Optimismo – Amor – Sumisión – Sobrecogimiento – Decepción – Remordimiento – Desprecio, entre otras. Entre las emociones más estudiadas se encuentran la ira, el estrés, la depresión y la ansiedad.

Las emociones pueden definirse como reacciones psicofisiológicas organizadas que se producen en el sujeto ante informaciones del ambiente que son relevantes para él y se componen de elementos conductuales, no-verbales, motivacionales, fisiológicos, experimentales y cognitivos (Diener, 1994; Lazarus, 1991). Una definición común y en las que todas las otras definiciones encontradas coinciden es que las emociones son procesos adaptativos.

Las emociones ofrecen a los individuos un marco de sentido común, a partir del cual se pueden entender las experiencias en el mundo y generar acciones ante él.

El predominio de las emociones influye directamente en nuestra salud, en el bienestar psicológico, la creatividad, la resiliencia, en la percepción e interpretación del mundo que nos rodea, en nuestras cogniciones y en las estrategias que diseñemos para enfrentar las diferentes situaciones de la vida.

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