Republica del Zulia

Julio Portillo: Necesitamos entonces promover el regionalismo como protesta al excesivo centralismo en todos los órdenes. Tenemos que despertar la conciencia política de la provincia.

domingo, 30 de agosto de 2015

Arnaldo Esté: Colombia no es otro país

Una mentalidad simplista parece regir los enunciados y la toma de decisiones del gobierno. Una tradición sembrada de gobernar al país con el micrófono. Cosa que crece con el fracaso generalizado de la revolución y la proximidad de una derrota electoral. Ese monstruo asusta y el desespero no puede esconderse.

Las fronteras, los linderos, son espacios habituales de conflictos: entre una familia y otra, entre una vivienda y otra, entre un barrio y otro las diferencias, si no existen, se inventan. Es espacio y momento de las identidades. Pero no por eso el vecino es enemigo o sustancialmente diferente.

Como ocurrió en Venezuela, el petróleo provocó una migración precipitada. En Venezuela la concentración urbana llegó en pocos años a más de 90% y, según las cifras, generalmente elusivas y mal soportadas, del gobierno, migraron, huyendo de guerras y penurias y también atraídos por ese mismo petróleo y sus bonanzas juguetonas, más de 5,5 millones de colombianos a Venezuela.

¿Cómo son esas personas? Ellas están en todas nuestras familias: esposas, hijos, sobrinos, parientes. Están en todos los oficios: artesanos, buhoneros, llaneros, cosecheros, albañiles, mecánicos, empresarios. Imbricados sin disección posible en todos los actos y grupos sociales y, sobre todo, totalmente imprescindibles, tal como lo son también los barranquilleros en Bogotá, o los gochos en Caracas. ¿Se puede comprender o imaginar a una Venezuela sin colombianos? ¿Una parranda sin cumbia, una fiesta sin vallenatos?

Pero también hay malandros, asesinos, mafiosos, paramilitares, guerrilleros paracos o elenos, viejos amigos de la presidencia venezolana. Y, con no muy antigua existencia, carteles y mafias, de poder y omnipresencia en profunda complicidad con, a veces palurdos y poco sabios, compinches de alto poder en Venezuela.

El daño es grande. La incapacidad de muchos militares para hilar con respeto o finura las relaciones humanas nos lleva por caminos que pueden tener difícil retroceso.

Los chismes ahora hablan de conflictos entre esos carteles que llevaron a atentados, delaciones y otro tipo de hechos, frecuentes en la densa maraña de intrigas, exacciones y violencias relamidas frecuentes tanto en la realidad como en la  abundante y muy especulada literatura negra. Alguien debe saber lo que hay detrás de esos chismes y alguna vez, como siempre ocurre, serán paridos.

La deportación de un pueblo entero eriza las más duras sensibilidades. La separación de familias perturba los amores maternales y descubre la poca sustancia de sus prédicas ideológicas.

Con infantil celeridad se ha pasado de la mal llevada trifulca con Guyana a este turbio pleito, con tufo de manejo electoral.

http://biendateao.com/

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